lunes, 31 de agosto de 2009

DE CÓMO LA ACTIVIDAD PRODUCTIVA NOS HACE GRANDES

Siempre debemos tener presente que NINGÚN TRABAJO ES DESHONRRA, por el contrario es un honor, un privilegio. La bondad de Dios es mucha al permitir nuestro desempeño productivo en cualquier trabajo digno, (esto es, nuestro ejercicio con acato a la ley, dentro de las normas morales y sin perjuicio de los demás); es esa una razón más por la que debemos sentirnos agradecidos, además muy complacidos de poder ofrecer los resultados con nuestra propia capacidad. Esa labor que nos han asignado o que hemos determinado emprender en nuestra propia empresa familiar o como independiente es precisamente de la cual esperamos una remuneración para el sustento y siempre debe hacer que nos sintamos orgullosos de ejercerla. Cada uno de nosotros cuenta con un potencial de energías y conocimientos con los que podemos hacer la vida más satisfactoria a través del trabajo productivo, si tu caso es el de uno más de los desempleados, procura cambiar la inactividad en que te encuentras, deja el pesimismo y la tristeza y ábrete a los demás en busca de esa oportunidad que seguramente espera por ti, no te aflijas, ten fe en Dios y expresa sin vacilar a quienes creas conveniente tu necesidad y tus capacidades, deja el orgullo y piensa que estamos en el piso sobre el cual un día comenzaron hasta los más grandes empresarios, científicos, administradores, terratenientes, artistas, escritores, políticos, economistas, escultores y hasta sabios. En realidad no es fácil encontrar en qué emplearse, pero seguramente ya tendrás la satisfacción y tranquilidad como recompensa al sacrificio de tu búsqueda. Para obtener los mejores resultados concurren de nuestra parte el esfuerzo, la inteligencia, la responsabilidad, el conocimiento, la dedicación, el tiempo, la capacidad creadora, nuestra actitud y disponibilidad, el uso razonable que demos a los medios y recursos y la eficacia con que nos relacionemos con los demás, entre otros. Nadie, absolutamente nadie trabaja simplemente por cumplir o por que lo vean y sin pretender un aliciente en lo que hace; puede suceder que unos pocos hagan las cosas sin la necesidad económica, por complacer su mero gusto y de hecho la satisfacción en sí mismo será pues lo menos que se espera obtener. Bajo tales circunstancias ya hay de por medio la motivación para hacer las cosas de la mejor manera, y si tras lo que queremos nos comprometemos al máximo, ¿Qué podemos decir de lo que además debemos hacer en cumplimiento del deber para el cual nos hemos comprometido con otros y así asegurar por lo menos la estabilidad? Mostremos la mayor complacencia en todo momento frente a lo que hacemos y más aún cuando a través de ello nos relacionemos con los demás, de manera que sirva nuestra actitud para contagiarles el agrado y la cordialidad como la mejor muestra del elevado grado de calidad humana. Es trabajando como ocupamos una gran parte del tiempo de la vida activa y por ello debemos hacerlo a nuestra satisfacción. No olvidemos pues servir a través de esa actividad diaria a la que bien podemos llamar trabajo, empleo u ocupación. Tomado del libro "Servir y Ser Feliz", de OGA





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