Si hacemos prevalecer los lazos de amistad
sobre la base de principios y valores,
puede suceder que con el tiempo
madure el sentimiento y llegue a convertirse en amor.
El amor es el más sublime de los sentimientos.
Amar significa complacer, aceptar, compartir, entregarse,
dar sin medida ni reproche, servir, sacrificarse,
comprender, gozar con la felicidad de otro, dejar el egoísmo,
manifestarse con cuidado y bellas palabras
y con actitudes, de modo que satisfaga al ser amado.
Amar nos es dado a todos, pero hay que diferenciar
la esencia del verdadero amor con los llamados apegos.
La simple atracción, simpatía o complacencia
no es verdadero amor; tampoco lo es el placer
que nos causa compartir con ciertas personas,
ni lo importante que ellas son para nosotros.
Nos apegamos a ciertas personas por su posición social
o económica y el carácter de dependencia
que a veces ella genera; también nos apegamos
a la simpatía y hasta a su forma de hablar o influir en los demás.
Quien ama de verdad deberá sentirse capaz de renunciar
irrevocablemente a ser él y nada más él;
en adelante pensará en su ser amado.
A fin de proveer el mejor ambiente de armonía,
complacencia, satisfacción y paz
para que exista la mayor armonía frente al amor,
es necesario que este sea recíproco y sin condición.
Tomado del libro Servir y Ser Feliz de:
OGA